ESCRITOS DE SAN JOSÉ CALASANZ

Cartas copiadas del libro ¨Cartas selectas de S. José de Calasanz¨ de los PP. Severino Giner, Ángel Rodenas, Miguel Angel Asiain, Jesús María Lecesa, Luis María Bandrés (pepd) para, en agradecimiento a sus esfuerzos por acercarnos a S. José Calasanz, continuar acercándolo.

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sábado, junio 28, 2008

Roma, 29 de mayo de 1623 (P 161)

S.José Calasanz
Roma, 29 de mayo de 1623
AL P. JUAN PEDRO CANANEA. (1) Frascati.
P 161


He visto lo que me escribe. Yo deseo que V.R. se ingenie en hacer que las escuelas vayan bien y que se vea que las atiende, para que los que están censurando las acciones no puedan en verdad hablar mal de ellas. Igualmente procure que nadie de cuantos hay en casa haga cosa alguna sin la obediencia y vaya anotando en algún cuaderno los errores que cometen contra tal obediencia y déme informe de ello, porque si en esto no hay observancia no habrá religión; y con frecuencia supervise la casa y las escuelas, pues es necesario para dirigir la vida religiosamente.

Respecto al H. Arcángel, (2) que vaya a su pueblo, pues si los aires nativos no le aprovechan, no le aprovechara aire ninguno, ni se curará nunca de propia voluntad que es una enfermedad pésima, si no cree al superior como a intérprete de la voluntad de Dios.

Respecto a los Hermanos que no tienen calzado, procuraré mandarles cuanto antes, y mandaré decir además al P. Castilla (3) mañana de un poco de papel y plumas para esa escuela.

El Señor nos bendiga a todos.
Roma, 29 de mayo de 1623.

La fiesta de la procesión (4) que se haga lo más sencillamente que se pueda, si se encontraran ahí los paños, sería mejor que hacerlos llegar de Roma

Veremos qué espíritu tienen estos jóvenes, pues no quisiera que repitiéramos lo de aquellos dos últimos que se marcharon en seguida. V.R. vaya observando sus acciones para saber darme luego su opinión

Notas

1. Juan Pedro Cananea de Santa María de los Ángeles, sacerdote de la Congregación Luquesa, que visitó el hábito escolapio el 30 de noviembre de 1617. Emitió los votos solemnes el 6 de abril de 1624. Murió en Frascati el 12 de septiembre de 1625 a los 37 años de edad (cf. ES, II, pp. 260-269).

2. Arcángel Sorbino de San Carlos, en el siglo Papirio Sorbino, natural de Genzano, toma el hábito en Roma como Hermano Operario el 1 de julio de 1618 y emite sus votos solemnes en la misma Roma el 7 de abril de 1624. Ejerce primeramente de limosnero en Roma y en sus alrededores y después de Procurador de los bienes del Colegio Nazareno en Cesena. Aquí mostrose fidelísimo administrador casi ininterrumpidamente hasta su muerte, ocurrida el 21 de septiembre de 1666. De 1636 a 1637 reside a veces Roma y Genzano para atender la administración de bienes. Había sido ordenado sacerdote en 1640. Calasanz tuvo en él máxima confianza como lo demuestran las 181 cartas a él dirigidas (cf. ES, II, 2085-1).

3. Juan de Jesús María, en el siglo Juan García de Castillo, nacido en Lugar del Soto (Segovia), se unió a las Escuelas Pías de San Pantaleón en abril de 1611 e hizo allí de maestro, confesor y ecónomo. En 1617 recibe el hábito de manos de Calasanz pero sin que tenga valor jurídico, ya que el P. Castilla no se encontraba preparado para dejar algunos beneficios eclesiásticos que poseía en España. Estando en semejante situación, pese a todo, llegó a ser durante algún tiempo Superior de Frascati desde 1626 a 1631. Por fin, el 12 cíe diciembre de 1631 ingresa oficialmente en el noviciado y el 12 de enero de 1632 es nombrado por el Papa Urbano VIII Asistente General. El 18 de abril de 1634 confirma de modo solemne a profesión que había hecho antes. Como Asistente General y bajo la inmediata vigilancia del Fundador, gobierna las Escuelas Pías cíe San Pantaleón; dirige la doctrina cristiana y preside la oración continua.

Cuando falta Calasanz, aunque no es muy apto para el gobierno, sin embargo le encarga del cuidado de la casa y de la Orden. Su nombre no aparece en los importantes acontecimientos que turban la Orden como la cuestión de los Hermanos Operarios, la causa del P. Mario Sozzi y la Visita Apostólica de los años 1643-1646. Su vida pasa en el silencio, dedicándose a las escuelas y a su cargo de confesor más que al oficio de Asistente. El 15 de enero de 1643 le quitan de Asistente General al misino tiempo que deponen a Calasanz de su cargo. Humilde y ajeno a cualquier interés, era estimado por los demás y así pudo visitar varias veces al P. Mario en el lecho de su muerte y recibió la última confesión del P. Cherubini. En 1647, por deseo de Calasanz, es nombrado Superior de San Pantaleón y en agosto de 1648 asiste a Calasanz. Muerto el Santo y estando en su cargo de Superior cié San Pantaleón, trabaja constantemente y deja trabajar por la beatificación del Santo Fundador y por la reintegración de la Orden. Así el 24 de enero de 1656 el Papa Alejandro VII, por el Breve «Dudurn fel. rec.», concede la reintegración parcial de la Orden y el 4 de mayo del mismo año lo nombra General de la Orden, siendo el segundo después de Calasanz. Pero su generalato no es feliz, en parte por la oposición de los Asistentes, sobre todo de los PP. Fedele y Scassellati y por los problemas suscitados por la primera reintegración de la Orden. Muere antes de terminar el primer trienio el 16 de febrero de 1659, a los 75 años de edad (cf. ES, II, 1217-1).

4. Fue el interés pedagógico lo que movió a Calasanz a impetrar un Breve de exención de asistencia a las procesiones. Las frecuentes procesiones públicas de la Urbe y de otras ciudades obstaculizaban seriamente el verdadero aprovechamiento de los alumnos de las Escuelas Pías con la frecuente interrupción del trabajo escolar; de ahí que para lograr que ni los padres ni los alumnos fueran impedidos en sus quehaceres («ne a suis scholasticis in posterum abstrahantur quotidianis exercitiis») Calasanz pidió y obtuvo del mismo Papa Urbano VIII, en junio de 1629, el privilegio de exención de tales procesiones. Semejante exención no significó la total ausencia de las Escuelas Pías de todos los sobredichos actos, sino sólo una prudente limitación y medida de su participación en los mismos; quedan diversas cartas de Calasanz y también otros documentos a propósito de las procesiones hechas por nuestros escolares, particularmente el Domingo de Ramos y el día del Corpus. Con todo, la procesión a que se refiere el Santo en esta carta debe ser más bien la que se celebraba todos los años en Frascati, llevando la venerada imagen de la Virgen María. El año 1620 los frascatanos pidieron a su Obispo, el Cardenal Cesarini, poder introducir la procesión anual con la imagen; el 30 de mayo de 1621 pudo hacerse con solemnidad. Acerca de la piedad mariana en la pedagogía de las Escuelas Pías, y en concreto de las procesiones, cf. SÁNTHA, BAC, pp. 541-539. Y más concretamente por lo que se refiere a la «Ma. donna» de Frascati, cf. BAU, Biog. Cnut., pp. 373-379. Y el folleto La Madonna delle Scuole Pie nel 350.0 anniversanio della sua venida a Frascati (1617-1967), Frascati, 1967.

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