ESCRITOS DE SAN JOSÉ CALASANZ

Cartas copiadas del libro ¨Cartas selectas de S. José de Calasanz¨ de los PP. Severino Giner, Ángel Rodenas, Miguel Angel Asiain, Jesús María Lecesa, Luis María Bandrés (pepd) para, en agradecimiento a sus esfuerzos por acercarnos a S. José Calasanz, continuar acercándolo.

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miércoles, octubre 29, 2008

Roma, 21 de agosto de 1624

S. José Calasanz
AL P. JUAN PEDRO CANANEA (1) Narni.
P239

Escribí el miércoles pasado a esa casa cuatro o cinco cartas con la dirección del P. Domingo (2) y el sábado siguiente no tuve ánimos de responder por estar un poco indispuesto. Ahora respondo a su carta del 14 del corriente y habiendo visto lo que me escribe sobre la actitud del P. Domingo, que públicamente se lamenta de todos, le digo que ponga toda diligencia para conseguir que se le trate bien, como creo que ya habrá hecho, para que recobre la salud cuanto antes, pues si luego quiere realizar su idea, tendrá libertad de hacerlo; pero, si él tomara de la mano de Dios esta aflicción en satisfacción de sus pecados pasados, vería que el Señor ha usado con él mucha misericordia al mortificarlo en esta vida para no mortificarlo después en la otra, y así sacaría el provecho que el Señor ha querido que saque. No dejaré de rogar al Señor que le dé siempre su santa gracia.

Respecto a aquel gentilhombre (3) que se lamenta de nuestras escuelas, si tuvieran paciencia quedarían bien servidos, pues por el momento como principiantes no tenemos tantos sujetos como las Religiones antiguas, y si quieren otra solución la pueden tomar, pues así como a ellos no faltará quien les sirva, así también a nosotros no nos faltará dónde ir a ofrecer nuestras fatigas, pues se nos llama a tantos sitios, que una Religión muy numerosa no daría abasto.

Escribí al hermano del P. Domingo en el fajo de cartas aludido que venga a Roma siempre que quiera, pues aquí arreglaríamos el asunto suyo que me ha encomendado. Pluguiera al Señor que dicho Padre tuviera la décima parte del espíritu que ha conseguido su sobrino (4) en el noviciado o bien el que ha adquirido el P. Sebastián en el poco tiempo que ha vivido en el noviciado, y vería que se compra a buen precio, trabajando solamente una hora por la mañana y otra por la tarde cuando refresca.

El Señor nos bendiga a todos. Amen.

Roma, 21 de agosto de 1624.

Mientras yo no ordene otra cosa, diga a todos que obedezcan al P. Domingo como a Superior y a V. R. como sustituto suyo, a fin de que dicho Padre no tenga tanta fatiga.


Notas

1. Juan Pedro Cananea de Santa María de los Ángeles, sacerdote de la Congregación Luquesa, que visitó el hábito escolapio el 30 de noviembre de 1617. Emitió los votos solemnes el 6 de abril de 1624. Murió en Frascati el 12 de septiembre de 1625 a los 37 años de edad (cf. ES, II, pp. 260-269).

2. Domingo Pizzardo de la Virgen de la Misericordia, noble genovés, el cual había desempeñado el cargo de Canciller en su ciudad natal, al quedar viudo, entró en las Escuelas Pías juntamente con dos hijos, Octaviano y Tomás. Murió en Carcare el 3 de julio de 1631 víctima de la peste. Fue llamado por Calasanz «mártir de los apestados» por haber sacrificado su vida al servicio de estos enfermos. En esta época ejercía interinamente el cargo de Superior de Narni aunque no había hecho todavía la profesión solemne. Era, sin embargo, sacerdote, pues se había ordenado antes de ingresar en las Escuelas Pías. Su precario estado de salud y el propio descontento al sentirse poco atendido fue la causa de su traslado a Roma, donde profesó de solemnes el 1 de mayo de 1625 (cf. ES, II, 1353-2; M, 128-3).

3. Debe tratarse con toda probabilidad del Abate Eroli, de quien habla Calasanz en la c. 57.

4. Sobrino del P. Cananea, al que aludía en la c. 50.

5. Sebastián de San Geminiano, en el siglo Sebastián Montagnani, natural de Módena, vistió en Roma el hábito de las Escuelas Pías, siendo ya sacerdote, el 28 de octubre de 1619 y emitió sus votos solemnes el 2 de julio de 1624. El 24 de julio de 1627 se permitió al P. Alacchi que hiciera una peregrinación a Compostela, junto con el P. Sebastián Montagnani. El 26 de julio habían salido de Roma los peregrinos, pero en Finale enfermó el P. Alacchi. Después de una serie de dilaciones, zarparon finalmente del puerto de Génova, a últimos de octubre del mismo año, y pocos días después llegaron a Barcelona, desde donde se dirigieron a Madrid y a Compostela. A continuación bajaron hasta Lisboa, donde ambos religiosos embarcaron hacia las Indias Orientales, pero a causa de una fuerte tempestad la nave hubo de regresar a puerto. Con este motivo el P. Alacchi regresa a Italia a principios de 1629, pero el P. Montagnani se queda en Zafra (Badajoz). Cuando el P. Alacchi vuelve a España en marzo de 1638 con encargo de fundar las Escuelas Pías, quiso entrar en contacto con el P. Sebastián, que continuaba en Zafra, dedicado al ministerio pastoral en una parroquia. A este objeto le escribe el P. Alacchi desde Guissona, pero no sabemos si el P. Montagnani llegó a responderle. Es posible, sin embargo, que el P. Montagnani escribiera posteriormente al Fundador, dándole noticias de su vida, pues en carta de 13 de agosto de 1639 comunica Calasanz al P. Alacchi que el P. Montagnani «está en Zafra, cerca de Badajoz, en una iglesia muy bien arreglada por él». El Santo aprovecha entonces la oportunidad del viaje a España de un padre basiliano, natural de Zafra, que había estado hospedado unos meses en San Pantaleón, y que acompañaba en el viaje al Nuncio Monseñor Facchinetti, para encargarle comunique de palabra al P. Montagnani la orden del Fundador de dirigirse a Barcelona. No sabemos si el P. Sebastián se trasladó verdaderamente a Barcelona, ni siquiera si recibió el encargo del religioso de San Basilio (cf. ES, II, 870-4).

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